jueves, 25 de mayo de 2017

UN ROL HUMANITARIO EN MEDIO ORIENTE PARA LA UNASUR. Khatchik DerGhougassian

La opción de la intervención militar volvió a la agenda internacional desde que en junio el Estado Islámico en Irak y Siria ocupó la ciudad iraquí de Mosul para luego expandirse en una suerte de blitzkrieg y dominar un vasto territorio entre Irak y Siria, cambiar su apelación a Estado Islámico (EI) y anunciar el Califato.
El fracaso de la comunidad internacional en prevenir la limpieza religiosa del EI y el afán militarista de la intervención de Estados Unidos y sus aliados sin una estrategia política revelan la necesidad de una profunda reforma de las instituciones internacionales. El tema está en la agenda de varios países socios de la Unión de las Naciones Suramericanas (UNASUR) y fue evocado en la última Asamblea General de la ONU por líderes sudamericanos.
Para darle credibilidad y fuerza a su pedido de reformas, sin embargo, los países sudamericanos deben asumir mayores compromisos en la agenda internacional y dar prueba de un liderazgo que se diferencie de la lógica del poder de las potencias dominantes.

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